El Quito que Queremos

Quito espera nuestro aporte intelectual y material para ser más y mejor. En el día a día debemos demostrar el amor que le tenemos.

Un grande desafío nos apremia: hacer de Quito una ciudad para todos. Ese es el Quito que queremos.

lunes, 12 de abril de 2010

Las empresas de transporte de carga en Quito


En cualquier terreno baldío de la ciudad se puede instalar cualquier negocio. Empieza a funcionar sin ton ni son. En este aspecto el Municipio de Quito parece "adorno". Donde quiera y como quiera funcionan a vista y paciencia de los ciudadanos y de las autoridades. A veces no tienen ni la más mínima seguridad, obstruyen el tránsito donde se instalan, contaminan, alteran la cotidianidad del vecindario, reparten smog a diestra y siniestra, colocan los letreros que promocionan su negocio sin permiso alguno. A lo mejor incumplen cualquier norma de seguridad. Es un misterio si han cumplido con los requisitos del cuerpo de bomberos. ¿Será que tienen extintor contra incendios? ¿Quién sabe?

Lo más ridículo de todo es que empiezan a funcionar con un simple certificado de una "líder de control ambiental", que "autoriza" su funcionamiento a lo mejor sin inspección y sin recoger las impresiones de los vecinos. Resulta grotesco constatar que en nuestro querido Quito haya ausencia de una zona específica para éste tipo de actividades. Doloroso decirlo pero la realidad los delata.

Obviamente que ésta barbarie se extiende por otros facetas del comercio quiteño. Vulcanizadoras funcionando en avenidas de alta velocidad, lubricadoras en calles y veredas de varios sectores, talleres de reparación eléctrica en cualquier parte y osbtaculizando el tráfico, puertas abiertas hacia las veredas. En fin, hay muchos negocios que a más de funcionar sin las debidas autorizaciones o con autorizaciones "dudosas" están en lugares estratégicamente peligrosos, desafiando a la muerte e irrespetando el derecho al "buen vivir".

El "Buen vivir" en estos casos es puro engaño. Si por esas circunstancias de la vida, en su vecindario se instala uno de estos negocios, de entrada pierde la paz de su familia, del vecindario, del barrio, tiene que resignarse a "chupar smog" como condenado, a soportar el vocabulario florido, a ver como de a poco los olores especiales de los orines perfuman el entorno, a constatar el embellecimiento de las calles por la basura que depositan en ella. En otras palabras la vida familiar se pone "cuesta arriba".

Ingenuamente puede empezar su reclamo en las Administraciones Municipales, puede ir las Comisarias, puede entrevistarse con las autoridades, puede estar atento a los procesos, puede ver como "clausuran" los e¡negocios y constatar que los abren apenas se van los clausuradores. Como de costumbre los que violentan las normas y procedimientos están amparados por la impunidad y la condescendencia de la ley y los buenos ciudadanos solo tienen el derecho a chupar las consecuencias de esas arbitrariedades. Y por más que se quejen y reclamen al Alcalde, a los concejales, a los adminitradores municipales, a las autoridades del caso... no asa nada.

¿Será que alguna vez se hace lo que se debe hacer y brillará la justicia y el respeto al buen vivir que tenemos los ciudadanos?

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