Lo lamentable es que pasa el alboroto, los titulares de prensa, uno que otro control policial, se echa olvido sobre la desgracia y las cosas vuelven a su cause. Los buses se desplazan por las carreteras sin Dios ni Ley, hacen lo que les da la gana, rebasan en curvas, llevan exceso de pasajeros, llantas en mal estado, fácilmente superan los límites de velocidad, conducen más allá de cansados, los vehículos sin ninguna revisión ni control de calidad. Simplemente andan de aquí para allá y de allá para acá. Los pasajeros, en muchas ocasiones, solo nos encomendamos a Dios y a la esperanza de que lleguemos con bien. Es un real acto de fe subirse en uno de esos buses para desplazarse a cualquier lugar del país.
Están mejorando las carreteras, pero están empeorando los conductores. Esa será una fórmula de la muerte. Buenas carreteras y pésimos conductores solo traerán lamentaciones, desgracia y muerte a familias de inocentes que se utilizarán esos vehículos para desplazarse.
Por favor, es hora de tomar las cosas en serio. Es ya responsabilidad de las autoridades del actual gobierno, cuatro años ya de ejercicio de la autoridad, el poner las cosas en su lugar. hay que dejarse de contemplaciones y abandonar los temores frente a la poderosa clase choferil y d euna vez poner el cascabel al gato. Basta ya de más masacres en las vías, basta de más muertes, basta de tanta condescendencia con esa dirigencia choferil, basta de explotación a los choferes del pueblo, basta de tanta inmisericordia.