El Quito que Queremos

Quito espera nuestro aporte intelectual y material para ser más y mejor. En el día a día debemos demostrar el amor que le tenemos.

Un grande desafío nos apremia: hacer de Quito una ciudad para todos. Ese es el Quito que queremos.

martes, 2 de febrero de 2010

Quito: Un legado de basura





Febrero 1, del 2010
(Tomado de Diario Últimas Noticias)



Si  los   papeles volando por las aceras, las botellas rodeando  en los parques y las tarrinas resguardando los monumentos le parecen  familiares, ¿se ha preguntado de dónde proviene el empeño  de caminar entre basura? y ¿si el peso de una multa será la única  motivación para evitar que esto ocurra?

Con cerca de dos millones de habitantes, la ciudad no solo ha crecido en extensión, sino en la  capacidad de generar desechos, 1 800 toneladas diarias, por lo menos, de 750 g a 1 kg por persona.

Pero arrojar los desperdicios a medida que avanza un paseo familiar o  las envolturas por la  ventana del bus,    pasa a ser  un boleto a la época en la que  la quebrada más cercana o el terreno aledaño eran el basurero de turno.

La costumbre de botar los residuos en el suelo nace desde las comunidades indígenas, pasando por las generaciones que habitaron la ciudad desde 

Serán sancionados con USD 24 quienes:


*Tengan  sucias   las aceras del frente de su negocio, domicilio o empresa.

*No retiren  el recipiente o tacho de basura luego de la recolección.

*Transporten  basura o cualquier tipo de desecho sin la debida protección.

*Arrojen a pie  o desde vehículos desechos en general, teniendo la responsabilidad en el segundo caso el dueño de automotor  y el conductor.

fines del siglo XVIII, cuando Eugenio Espejo, en sus escritos, ya advertía la delicada  situación sanitaria.  

Entrado el siglo XIX, sin fundas plásticas ni envases desechables, esta práctica era una forma de aprovechar, hasta el final, los sobrantes. El material, en su mayoría orgánico, no iba a dar a un carro  recolector, sino retornaba a la tierra.

Alfonso Ortiz, arquitecto y estudioso de la historia de Quito, en  un paneo por dichas prácticas advierte que  en ellas está  el  antecedente del comportamiento actual respecto del manejo de los  desechos sólidos. 

Plástico, vidrio, cartón... más  la materia orgánica, sin variación en las costumbres de antaño y al crecimiento demográfico, dio como resultado un lugar cuyo principal componente es la basura, dice Ortiz. 

Quito, a su vez,  se levanta sobre  esta. Sin más destino que las pendientes, dice el consultor del Fondo de Salvamento,   los rellenos sanitarios estaban a la vuelta, prueba de ello es la hondonada Jerusalén, actual 24 de Mayo, hasta llegar a  ser conocida como  quebrada de los gallinazos. 

Las  primeras versiones de recolectores eran unas carretas para aquellos que no tenían a la mano un barranco. Más adelante, aparecieron    los capariches, quienes se encargaban de, en la década del 50, durante  las noches y las madrugadas, barrer las calles.     

Hoy, con dos empresas a cargo  de la tarea, Emaseo y Quito Limpio, y la propuesta de crear una nueva, agrega Mario Vásconez, director del Centro de Investigaciones Ciudad, los desperdicios se acumulan en las puertas de las viviendas y   espacios públicos.

El Parque Metropolitano, el cual también  preside,  cuenta, no se libra.  El 80% de la basura recolectada corresponde a plásticos  arrojados por  visitantes.

Aunque tirar  los residuos directamente al suelo nació en  estratos bajos, recalca Ortiz, hoy, no es  extraño ver una mano saliendo por la ventana de un lujoso auto, que deja caer algún desperdicio.  

Pero si  ahora  la intención del Cabildo de  intensificar el control y hacer cumplir la Ordenanza que norma el tema (213),  le parece exagerada, en los 50,  las inspecciones de la sanidad eran a domicilio.  La revisión, según testimonios, en un lugar de 300 000 habitantes, iba desde el patio hasta el último rincón. 


La historia no cambió del todo. Con el aumento del consumo de productos en empaques no degradables y sin las tres R en los hogares (reducir, reusar y reciclar), Quito  sigue en el mismo camino. 

Entonces,  las actuales generaciones no son las primeras en empeñarse en convertir a la ciudad  en un botadero, pero sí las que, según disposiciones del Municipio, deberán enfrentarse a las sanciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario